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CARA A CARA CON EL ARTE – PLATOS DE PARED PINTADOS A MANO

La artista Carmen Roncero nació en Riolobos aunque siempre ha vivido en Plasencia, Cáceres. Comenzó a pintar en la infancia, estudió delineación y ha trabajado en diversos estudios de arquitectura, ampliando su formación en la escuela de BBAA Rodrigo Alemán.

En la actualidad se dedica plenamente a la pintura y está a punto de inaugurar su exposición “El paisaje desmaterializado” en el Complejo Cultural Santa María de Plasencia y sigue formándose en otros campos como escultura y cerámica. Durante la pandemia Carmen comenzó  a pintar platos de cerámica con caras de mujer que tuvieron una acogida excepcional por lo que desde entonces su producción ha ido creciendo vertiginosamente.

Además de abstracciones pintas también caras de mujer, ¿Tienes algún otro registro?

Mis obras tienen diversos estilos y técnicas y también trabajo en distintos soportes, como papel, lienzo y cerámica entre otros, me gusta investigar y probar temáticas diferentes, aunque es cierto que, aunque trabaje en otros estilos, siempre vuelvo a las abstracciones de paisajes y a los rostros melancólicos de las mujeres.

¿En que consiste tu nueva exposición “El paisaje desmaterializado”?

El paisaje desmaterializado engloba una serie de óleos donde se funden paisaje y abstracción, cuadros difíciles de describir verbalmente y que se adaptan más a un leguaje sensitivo y a una lectura emocional del espectador.

“Soy una pintora intuitiva y eso unido a la naturalidad que mi obra transmite da lugar a un estilo propio y particular que huye de encajar en cualquier corriente artística.”

Carmen Roncero

Hablemos de tus platos pintados con caras de mujer, ¿De qué material están hecho? ¿Cuántas caras tienes hechas?

Los platos decorativos empecé a hacerlos en plena pandemia, estuve probando distintas arcillas de secado al aire, diversos grosores para poder comprobar el nivel de resistencia, diferentes pinturas y barnices hasta dar con lo que mejor se adapta a este tipo de material.

También hago platos cerámicos, pero yo juego mucho con los colores en las caras y el resultado cromático en cerámica no es tan fiel a la obra original como lo son los platos de secado al aire.

He pintado ya más de 200 platos de caras, estoy viendo que a la gente le gusta poner más de uno, como si fuera una pequeña colección de mujeres diferentes por lo que pinto platos con nuevas caras de mujer  cada día y todas ellas son únicas.

Estoy muy contenta con la buena acogida que están teniendo mis platos, la verdad que no me imaginé este éxito cuando comencé a pintarlos.

¿Cuál es tu inspiración para pintar esas maravillosas mujeres?

Supongo que las experiencias personales, lo que vas viendo y viviendo día a día, también ver obras de otros artistas siempre es enriquecedor, recuerdo unos cuadros que vi de Oswaldo Guayasamín una serie pictórica llamada “La edad de la ira” que me impresionaron bastante.

¿A qué tipo de mujer representan tus caras?

Se podría decir que, a cualquier mujer, sobre todo a mujeres valientes, esas que no han tenido el camino allanado, pero siguen adelante, mujeres con una historia de superación, mujeres desubicadas que no encuentran su lugar.

Hay una frase de Andy Warhol que creo que lo resumiría mejor. “Tengo especial respeto por las personas rebeldes. Por todas a las que llaman “ovejas negras”. Porque no es signo de buena salud estar bien adaptados a un mundo profundamente enfermo”.

¿Por qué esa encantadora melancolía en sus miradas?

Durante el proceso de dibujo me dejo llevar, no pienso ni tengo una idea preconcebida de lo que voy a hacer, simplemente me pongo a dibujar, supongo que me parecen más interesantes esas caras, imagino que detrás de esa mirada melancólica siempre hay una historia como mínimo intrigante.

¿Desde cuándo empezaste a pintar mujeres?

Siempre he dibujado, pero estas caras recuerdo cuando empecé a hacerlas, por entonces estaba trabajando en el departamento de urbanismo de una empresa bastante grande, donde todo te lo pedían para “ayer” una época estresante, por la noche y en casa cuando mi hijo  estaba ya dormido y todo en calma, me sentaba a dibujar y era mi rato de desconexión, cada día dibujaba una cara, eran bocetos que los hacía en cualquier papel…y el resultado siempre era un rostro de mujer con un poso de tristeza en la mirada.

Llevo encima las heridas de todas las batallas que he evitado Fernando Pessoa

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