Description
Hay muebles que no necesitan abrirse para contar lo que guardan.
Este armario portugués, por ejemplo, parece tener el eco de una casa en la que se escuchaba fado al fondo y el olor a guiso salía de una cocina con suelo de barro cocido. Su policromía —rojo caldera, verde botánico y un toque de ocre— no es solo color: es carácter. Es ese equilibrio entre lo sobrio y lo festivo que sabían lograr tan bien en las casas del norte de Portugal, allá por los últimos años del XIX.
La madera maciza da peso y presencia, como quien ha vivido mucho y aún así se sostiene con elegancia. Los marcos de palisandro, oscuros y sobrios, enmarcan puertas que podrían haber ocultado vajillas heredadas, manteles con iniciales bordadas o recuerdos que no cabían en ninguna vitrina.
Y sin embargo, lo más bello no es lo que guarda, sino lo que despierta. Ese deseo de tacto. Esa idea de imaginarlo en una entrada, en una habitación con historia o en un rincón de esos que invitan a quedarse a vivir.
Medidas: consultar
Origen: Portugal
Época: Finales siglo XIX
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